Menú extra:

  1. Fan Club
  2. Fotolog
  3. Facebook
  4. Web
  5. Foro
  6. Email



2007 alejandro-tous.es

La parada del tiempo

Pérez de la Fuente presenta en Avilés «El tiempo y los Conway», con Luisa Martín y Nuria Gallardo

SAÚL FERNÁNDEZ
Drama de J. B. Priestley (versión de Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño) dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente y protagonizado por Luisa Martín, Nuria Gallardo, Alejandro Tous, Juan Díaz, Chusa Barbero, Débora Izaguirre, Ruth Salas, Alba Alonso, Román Sánchez Gregory y Toni Martínez.

J. B. Priestley (1894-1984) pasó sus últimos años en Stratford-upon-Avon, donde William Shakespeare abrió los ojos por primera vez. Shakespeare ideó el teatro barroco y Priestley cambió el paso torcido al teatro victoriano. Dos dramaturgos en la misma ciudad. Siglos enteros de distancia. Pero la casualidad tiene poco que ver con la vida. Eso es, al menos, lo que creía Priestley, que es el autor de «El tiempo y los Conway», la obra que llegó el sábado pasado al teatro Palacio Valdés, un espectáculo sobre las horas perdidas y el futuro a la vuelta de la esquina; un espectáculo que ilustra el «serialismo», la tesis temporal del ingeniero John William Dunne, un filósofo que aseguraba que el tiempo es un círculo cerrado, una explosión de cohetes simultánea, el puro sueño.

Sobre esto del tiempo, Priestley escribió tres dramas (o quizá cuatro, según se acuda a uno u otro historiador). Empezó pronto: «Esquina peligrosa». Cuenta el dramaturgo en sus memorias («Recuerdos y reflexiones de un escritor») que el ingeniero Dunne trató de explicar a los actores de Priestley qué cosa era esa del «serialismo». Y apenas sí tuvo éxito. El tiempo de Dunne (y de Priestley) va de la ruptura del destino. De su posibilidad, al menos. «Avanzamos hacia los acontecimientos, igual que podemos avanzar hacia un objeto físico o movernos en torno a él», dijo Dunne. «El tiempo y los Conway» es una tragedia de entreguerras (1937), que muy pronto llegó a la escena española. En los años del hambre, Luis Escobar estrenó «La herida del tiempo», que es como se conocía en España esta tragedia sobre la cadencia de los días venideros. Desde hace dos décadas nadie pone en escena este Priestley, quizá por una prevención ignorante hacia el almidón. El teatro, en el momento que salta a los libros de Literatura se muere, se pudre, se olvida. Hace años que el director Juan Carlos Pérez de la Fuente se ha empeñado en salvar del tiempo que corrompe a autores que dijeron mucho y que siguen diciendo mucho. Como director del Centro Dramático Nacional llevó a escena textos tan singulares como «San Juan», de Max Aub, «La Fundación», de Buero Vallejo... Y desde hace unos años -en el sector privado- da el salto mortal con montajes tan heterogéneos como «Angelina o el honor de un brigadier», de Jardiel, «El león en invierno», de James Goldman, o, ahora, con «El tiempo y los Conway», una versión deliciosa de Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño que airea la lengua en formol de la primera traducción de la tragedia.

«El tiempo y los Conway» tiene mucho de «El jardín de los cerezos» y de «Tres hermanas» (la familia, la crisis soterrada, el progreso de la ciudad) y se da un aire a «La casa de Bernarda Alba» (aunque éstos son textos coetáneos). Habla del fracaso del tiempo, de la crisis del presente (se apega a la derrota de la gran depresión y dibuja socialistas soviéticas que ya están fuera del mundo). Pérez de la Fuente dirige a los diez actores con un genio detrás de la oreja (una coreografía perfecta en la que los discursos tienen tanta importancia como los silencios: el baile del primer acto, por decir algo). Luisa Martín acongoja con bastón: mala leche, lengua desorbitada, poder sobre la escena... Nuria Gallardo termina el primer acto con inocencia y con veinte años de nada y un minuto después ya es una cuarentona que empieza a estar de vuelta de todo. Y Gallardo sólo cambia la mirada. Las dos actrices sostienen un delicioso montaje que se mueve al ritmo de un tictac tenebroso y perenne y de una escenografía caduca: la destrucción de lo cotidiano, el parón del tiempo.

Fuente: http://www.lne.es/aviles/2011/10/24/parada-tiempo/1146754.html

Fotografia por Merrick (Spinnin 2007)